Pintura japonesa

La gran ola de Kanagawa es una de las pinturas más representativas de la pintura japonesa del siglo XIX. El artista japonés Katsushika Hokusai la pintó alrededor de 1.828. Tres barcos de alta velocidad de entre 12 y 15 metros de largo traían el pescado a los puertos donde se venderían en unas condiciones meteorológicas radicales. El escritor francés Edmond Goncourt describe que: "la ola es una edificación hecha por un pintor que vivió el terror del mar que rodea todo su país". Él está impresionado por la fuerza con la que el mar se levanta, por el color azul que tiene el interior de la ola y por la forma de garra que forma la ola cuando va a romper. El artista hizo una serie de obras que captaban al completo la energía del pacífico allá por el 1.800. Katsushika estudió además de las obras japonesas, las obras europeas y fue particularmente inspirado en la perspectiva lineal usada en el arte holandés, además del uso del azul de Prusia. En ese momento Japón no estaba participando de la cultura internacional, excepto para el comercio con China y Corea. Al poco tiempo, la presión política obligó a Japón a abrir sus puertos a países extranjeros. En 1.859, una ola de grabados japoneses fluyó a través de Europa, ganando la atención de pintores de la talla de Vicent Van Gogh y Claude Monet. El compositor francés Claude Debussy compartió la inspiración para su composición orquestal La Mer. Para los surfistas japoneses, hoy en día, Kanoa Igarashi es la nueva imagen heroica.

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